viernes, 11 de mayo de 2007

Nadar en Contracorriente




Para muchos, la voz del pueblo es la voz de Dios, porque para ellos dios es la comodidad, la conveniencia, el menor esfuerzo y la aprobación de grupo. Sin embargo, como hijos de Dios en un mundo que vive de espaldas a Él, estamos llamados a ir contra la corriente, a marchar al ritmo de un tambor distinto, a seguir un patrón de conducta distinta al de la mayoría. Estamos llamados a ser diferentes.

Pero no es fácil ser diferente. Todos tenemos la inclinación a ceder a la presión del grupo. Un experimento se llevó a cabo en varios colegios y universidades. A varias personas se les decía que estaban formando parte de una prueba de juicio visual. Se les mostraban 2 tarjetas – una tenía una sola línea vertical y la otra, mostraba líneas de diferentes longitudes. La tarea de los estudiantes consistía en escoger la línea de la segunda tarjeta que fuera del mismo largo que la línea de la primera tarjeta. Uno por uno, los estudiantes daban sus respuestas. Entonces, se les daba un nuevo juego de tarjetas, y otro, y otro.

Al principio, todos elegían la mismo línea correspondiente: la derecha. Pero en la tercera prueba, un estudiante (el sujeto de la prueba) encontraba que su respuesta difería de la respuesta de todos los demás. Una y otra vez escuchaba a los otros estudiantes dar la respuesta equivocada. A veces, él era el único que daba la respuesta distinta. Otras veces, tenía el apoyo de otra persona.... Lo que el estudiante probado no sabía era que todos los otros alumnos, incluyendo al que a veces se ponía de su lado, estaban respondiendo de la manera que se les había dicho que respondieran. El era el único que estaba ejercitando, supuestamente, un juicio «independiente».

Si todos los estudiantes hubiesen respondido honestamente, hubieran cometido errores sólo el 1% de las veces. Los 123 estudiantes sujetos de este experimento cedieron al juicio equivocado de la mayoría el 36.8% de las veces. Aunque hubo una cuarta parte de ellos que sostuvieron su juicio independiente vez tras vez, otros fueron altamente conformistas. Y, como regla, una vez cedían a la opinión de la mayoría, no volvían a adquirir su independencia. En un examen posterior a la prueba, todos los conformistas tendían a subestimar el grado en que se habían acomodado a la opinión de la mayoría.

Las variaciones en el tamaño del grupo eran determinantes: hasta cierto punto. Un sólo oponente tenía poca influencia en la respuesta de una persona. Con 2 oponentes, los que eran examinados aceptaban la respuesta equivocada 13.6% de las veces. Con 3 oponentes, los examinados aceptaban la respuesta equivocada 31.8% de las veces.

A través de todas las pruebas, la habilidad del examinado de mantener la respuesta correcta dependía en parte de cuán grande era la mayoría que se le oponía. Aún cuando la diferencia entre las líneas llegara a 20 centímetros, hubo quienes se plegaron al error de la mayoría.



Para reflexionar

Así es. No es fácil ser distintos. Hay mucha verdad en el dicho, «Dime con quien andas, y te diré quién eres». Tenemos la tendencia a ceder a la presión del grupo. Hay quiénes actúan de una forma viviendo en casa de su familia y de otra, viviendo en casa de otra familia.

Pero aún así, Dios quiere alterar nuestros patrones de conducta. Dios quiere cambiar nuestros hábitos de comportamiento. Dios quiere que seamos distintos. Dios quiere que sigamos Su Modelo y no el modelo del mundo.



Trasfondo

Cuando entregamos nuestras vidas a Dios somos transformados en nuestra forma de pensar (1-2), en nuestra forma de adorar (3-8), en nuestra forma de amar (9- 10), en nuestra forma de servir (11-12), nuestra forma de responder a la necesidad (13), nuestra forma de responder a la persecución, y ahora,

Idea central: Debemos entregar nuestras vidas a Dios para que nuestra vida llegue a estar caracterizada por la simpatía (15)

La palabra simpatía viene de los términos griegos sun, «con», y pathein, «sentir». Simpatizar es compartir los sentimientos de otra persona, es hacer nuestras sus alegrías y hacer nuestras sus tristezas. Una de las primeras lecciones que enseñan a los profesionales es a no involucrarse afectivamente con sus clientes. Si el médico se encuentra sufriendo las angustias y las alegrías de cada paciente, si el abogado hace suyos los odios y los temores de su defendido, si el maestro se apropia de las frustraciones y las alegrías de los alumnos, entonces, se dice, sus energías emocionales serán drenadas al punto del agotamiento. Si nos involucramos demasiado con el sentir del prójimo, se nos dice, nos volveremos incompetentes en el desempeño de nuestras tareas.

El mundo en que vivimos nos enseña a mantenernos distantes, no demasiado, para no aparentar frialdad, pero sí suficientemente como para no vernos envueltos en la vida de los demás. Si te ves involucrado en la vida de los demás, pierdes privacía, independencia; pierdes tu lugar. Pero este pasaje nos dice todo lo contrario. Nos dice que debemos simpatizar. Pero no simpatizar a nivel de palabras solamente, que es la manera hipócrita que el mundo tiene de pretender sentir lo que no siente. No. Debemos simpatizar a nivel de emociones. Debemos simpatizar al punto de verdaderamente poder gozarnos con los que se gozan y llorar con los que lloran. La envidia hace imposible gozar con los que gozan. El odio hace imposible llorar con los que lloran.

Fragmento, leer todo el articulo

1 Comentarios:

A la/s 1:55 p. m., mayo 13, 2007, Anonymous Anónimo dijo...

¡Amén!

Pablo dijo "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (Ro 12:2 NVI)

La promesa al "nadar en contracorriente" es conocer la voluntad de Dios. Santiago lo expresa como "el que se hace amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios".

Sí, a veces es dificil, pero no es imposible. Dios nos dio espíritu de valentía.

Te voy a poner un ejemplo muy tonto. Por cuatro años estudié en la U de Chile, pero este año, por motivos que puedes leer en mi blog (Crónicas de una muerte anunciada) me cambié a una universidad privada... por no decir "cuica".

Yo era de los que acostumbraba a llevar mi pote con el almuerzo para el día. Pero en esta nueva U, muchos de mis compañeros hasta pagan su almuerzo con sus propias targetas de crédito. Gastan mucho... un completo con bebida sale casi mil pesos...

Y tuve dos opciones: o por no desentonar me moría de hambre (no voy a gastar tanto dinero en algo que no lo vale tanto) o sería el 1º en llevar un pote a esa Universidad...

Me armé de valor y lo hice. Me miraron raro... pero me acordé de los contactos que estamos haciendo... y que una empresa de conquista requiere valentía.

¡Sigue nadando contra la corriente que no estás sola! Somos muchos los que lo estamos haciendo, y Jesús camina (no nada, jajajaja) al lado nuestro.

En nuestra iglesia hay un grito...

¡¡¿Cómo está el ánimo?!!

¡¡¡Alto, altísimo, a 10.000 metros de altura, lo posible esta hecho, lo imposible lo haremos Señor!!!

 

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